Género

Así se organizan en Sevilla más de 350 antiabortistas para rezar frente a las clínicas

La Asociación de Centros e Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI) denuncia la desprotección que sufren las mujeres afectadas y la permisividad del Ayuntamiento

Detalle del cartel que porta una voluntaria de 'Cuarenta días por la vida' en la puerta de una clínica de Sevilla.

Detalle del cartel que porta una voluntaria de 'Cuarenta días por la vida' en la puerta de una clínica de Sevilla. / Ana Carretero

Ana Carretero

Ana Carretero

Un paseo por las inmediaciones de una de las clínicas de interrupción del embarazo de Sevilla sirve para comprobar que, desde mediados de febrero, siempre hay alguien rezando el Rosario. Excepto ocasiones puntuales, suelen ser grupos pequeños, dos o tres personas.

María (nombre ficticio) es una mujer de mediana edad que trata de explicar a El Correo de Andalucía por qué reza en la puerta de la clínica. "Nosotros solo rezamos por todos: por ellas, por sus bebés, por los médicos, por las enfermeras". Justifica que reza en la calle, y no en una Iglesia o en la intimidad de su casa, para ayudar a las mujeres que se acerquen.

De las cuatro personas que montan guardia el día que este periódico acude a la puerta de un centro, destaca por su edad y por la incomodidad de la situación, una señora mayor sentada en una silla plegable, como las polémicas sillitas usadas en la Semana Santa sevillana. Son los "rescatadores" de la campaña internacional Cuarenta días por la vida, que vuelve cada Cuaresma.

Nosotros solo rezamos por todos: por ellas, por sus bebés, por los médicos, por las enfermeras

María

José, por su parte, no tiene problemas con decir su nombre. Primero, indicó a este periódico que debían terminar los misterios del Rosario y las peticiones para atenderlo. Una de estas peticiones reza así: "Oremos para que siguiendo el ejemplo de María sepamos ayudar con presteza a las mujeres embarazadas que necesitan ayuda. Encomendémonos especialmente a las madres solas, a las migrantes que sufren el hambre y la guerra".

¿En qué momento rezar es acosar?

La Asociación de Centros de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI), una red de centros acreditados para la práctica legal del aborto, tilda estas acciones de acoso y los definen como "fundamentalistas antilibertad".

José Antonio Bosch, su asesor jurídico, se muestra contundente: "Pretender impedir que alguien haga algo que la ley no impide es la definición de coacción, delito tipificado en el Código Penal". "Son pocos, pero ruidosos y se empeñan en imponer su moral. Cuando vienen épocas de retroceso siempre pagan las mismas. Mientras un país no garantice que una mujer tenga derecho a disponer libremente de su cuerpo, no hay igualdad efectiva", subraya.

Pretender impedir que alguien haga algo que la ley no impide es la definición de coacción

José Antonio Bosch

— ACAI

Según Bosch, "no sé con qué organizaciones tienen relación, pero están subvencionando a las organizaciones antiabortistas descaradamente". Este abogado cree que hay mucha permisividad por parte del Ayuntamiento de Sevilla: "Molestan a los vecinos, invaden la acera, utilizan el mobiliario público". "Si llamas a la Policía Municipal, te dicen que es cuestión de orden público y, en orden público, que son menos de veinte personas", describe.

Un grupo de personas reza el Rosario en la puerta de una clínica que práctica la interrupción voluntaria del embarazo.

Un grupo de personas reza el Rosario en la puerta de una clínica que practica la interrupción voluntaria del embarazo. / Ana Carretero

Financión para asociaciones 'provida' y asesoría en los centros públicos de la mujer

El Pleno del Ayuntamiento de Sevilla abrió la puerta recientemente a que los voluntarios de asociaciones provida, como Red Madre, puedan asesorar a las mujeres embarazadas en los CIAM, los centros públicos de la mujer. PSOE y Podemos han salido en tromba a denunciarlo, y CCOO-A ha tildado la medida como acoso en un comunicado.

Además, el Presupuesto del Gobierno andaluz vuelve a contemplar una partida de 700.000 euros en este ámbito. Desde 2020 la Junta de Andalucía ha financiado con hasta 1,7 millones de euros a asociaciones antiabortistas, como la citada Red Madre o Adevima Provida, entre otras. Esta línea de subvenciones, destinadas a implementar "medidas de asistencia a la mujer embarazada en dificultades", fueron pactadas por el PP con Vox y Ciudadanos la pasada legislatura.

Con presencia en seis ciudades andaluzas

Este movimiento, comenzó hace 20 años en Texas, en EEUU, y ha ido ganando músculo en Europa. También están presentes en Andalucía, en Córdoba, El Puerto de Santa María, Granada, Málaga y Sevilla. En la capital andaluza cuentan con más de 350 personas inscritas como voluntarios. En la descripción del grupo local de WhatsApp apuntan también a un objetivo claro: "El cierre de los abortorios".

En la descripción del grupo local de Whatsapp apuntan también a un objetivo claro: "el cierre de los abortorios"

En su web se puede acceder a una completa guía de voluntariado o distintas posibilidades de colaboración. También cuenta con una plataforma de inscripción interactiva para poder cubrir todas las horas del calendario semanal. Sorprende la continuidad de estas guardias, cada hora, todos los días de la semana y los carteles que muestran, con una imagen unificada.

José cuenta que ellos simplemente rezan, otra forma de manifestarse frente a algo con lo que no están de acuerdo. "Yo soy taurino y dejo que se manifiesten contra los toros y se pongan desnudas y se echen pintura roja sobre el cuerpo. No les digo nada". También admite que sus hijos no saben bien lo que hace y a él le gustaría explicárselo bien y que lo entendieran. Excusa a su mujer por no estar hoy rezando porque está en una reunión parroquial.

Para el abogado José Antonio Bosch, "imagina que alguien se pusiera los domingos en la puerta de la Catedral, antes de la misa, y alertara a la gente a no entrar porque está lleno de pederastas o les puede pasar algo a sus niños: ¿cuánto durarían estas personas allí?". Este asesor jurídico denuncia que "hay sensibilidades distintas a la hora de aplicar la norma".

La psicóloga Carol González Aguirrezabal trabaja en su día a día con mujeres que deciden abortar. Sostiene que ninguna toma la decisión en la misma circunstancia y describe la ansiedad, como la principal reacción que detecta en sus conversaciones para, después, sentirse culpables o incluso caer en cuadros depresivos. "Yo personalmente lo veo como una agresión. Utilizan el hostigamiento y el juicio público para limitar un derecho", sostiene González.

Yo soy taurino y dejo que se manifiesten contra los toros y se pongan desnudas y se echen pintura roja sobre el cuerpo. No les digo nada

José

La dificultad de que la mujer afectada denuncie

La dificultad de calibrar el nivel de “acoso y molestia a las mujeres” citado en el Código Penal hace que las oraciones, siempre que sean pacíficas, sean difícilmente punibles. Desde ACAI se muestran especialmente críticos con la reforma al respecto. José Antonio Bosch cree que ya existía el delito de coacciones y, al concretar la situación de las guardias en las clínicas, "introduce términos imprecisos jurídicamente".

Bosch también apunta a que el preámbulo de la Ley describe la necesidad de crear una zona de seguridad en los centros, como ya ocurre en Francia, y posteriormente, no lo concreta en su articulado. "Es una norma que no protege", lamenta.

Aun así, ya hay precedentes de la prohibición de esta práctica en España. Hace unas semanas, la Generalitat de Cataluña prohibió rezar en las puertas de los centros de interrupción voluntaria del embarazo.

Carol González, por otra parte, concreta que es muy difícil que haya denuncias porque tienen que ser las propias mujeres afectadas las que la interpongan. "Además del acoso que sufre, en un momento tan delicado o difícil en su vida, tiene que ser la que tome medidas", reflexiona.