¿Qué falla en el laboratorio de ADN de Granada que identifica a las víctimas de la Guerra Civil?: "Algo se está haciendo mal"

La memoria de unas 180 personas que fueron fusiladas al comienzo de la Guerra Civil en Puerto Real (Cádiz) ,-entre ellas posiblemente los tres hijos del último alcalde republicano de San Fernando, Cayetano Roldan-, reciben este domingo, 87 años después, un entierro digno, aunque anónimo porque sus restos no han podido ser identificados.

El homenaje a estas víctimas culmina años de trabajo para exhumar los restos óseos de la fosa común del cementerio de la localidad, donde en total se hallaron 185 cuerpos, 141 de ellos completos y 44 revueltos.

Sólo dos de ellos, Juan Díaz Menacho y Pedro Cumplido Casas, pudieron ser identificados por los análisis de las muestras de ADN que realiza el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, según el protocolo firmado con la Junta de Andalucía, responsable de la memoria democrática andaluza. Ambos pudieron ser enterrados por sus familias en 2021.

Muestras de ADN de 55 personas

A la llamada de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Puerto Real para recoger muestras de ADN de las posibles familias de las víctimas acudieron 55 personas, de distintos pueblos de Cádiz y de lugares tan distantes como Barcelona o Palma de Mallorca.

Pero ningún cuerpo más ha podido ser identificado, de momento. Excepto en los dos casos mencionados, en el resto los familiares recibieron un informe comunicándoles que no se habían encontrado coincidencias de ADN.

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"Es horroroso, no me lo creo", dice en declaraciones a Efe Ángeles Fernández Roldán, que cree que entre los restos están los de sus tres tíos, que fueron fusilados junto a abuelo, el alcalde republicano de San Fernando Cayetano Roldán, y los 16 concejales de su equipo de Gobierno.

Ángeles Fernández Roldán ya había constatado los escasos resultados de los análisis de ADN que realiza el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada en el caso de su abuelo, cuyos restos fueron encontrados junto a los de 147 personas en una fosa en San Fernando.

Entre las únicas cuatro personas que fueron identificadas por ADN no estaba Cayetano Roldán. En ese caso sus nietas contaban con una pista, uno de los cuerpos estaba rodeado de piedras y losas de mármol que unas mujeres pusieron para destacar el cuerpo de su alcalde en la fosa.

Por eso sus nietas pudieron reclamar cuatro piezas dentales y enviarlas a un laboratorio privado, que comprobó que al "99,99 %" los restos era de Cayetano Roldán.

Críticas al laboratorio de Granada

En el caso de sus tres hijos, Manuel de 27 años y médico como su padre; Juan, de 25 y maestro, y Cayetano, de 21, no hay ningún indicio para diferenciarlos entre los restos de las otras más de 180 personas que fueron arrojadas a la fosa de Puerto Real.

"Estamos muy agradecidos a la labor que ha hecho la asociación, es impagable", dice Ángeles Fernández, que cree que algo se está haciendo "mal" en el laboratorio de la UGR. "A lo mejor no cogen la muestra que deben coger", explica, mientras cuenta que trabajan con piezas de fémur y en los laboratorios privados con los dientes "que es donde más ADN hay".

De momento, los cuerpos hallados en la fosa de Puerto Real que no han sido identificados reciben este domingo un entierro en unos nichos, junto a un monolito levantado en su memoria, en los que habrá números, no nombres.

"Tenemos muestras de las piezas dentales guardadas, por si en cualquier momento pueden ser usadas para nuevos análisis de identificación por ADN", explica a EFE Paco Aragón, presidente de la Asociación de la Memoria Histórica, Social y Política de Puerto Real y que en 1995 inició las investigaciones para localizar los restos de las personas que habían sido fusiladas en la localidad en los primeros meses de la Guerra Civil por las tropas franquistas, entre ellos varios de sus compañeros sindicalistas.

El concejal de Memoria Democrática, Antonio Gil, ha destacado la "encomiable" labor desempeñada por esta asociación.

El entierro que se celebra este domingo "no deja de ser un reconocimiento a quienes sufrieron persecución o violencia en la defensa de sus libertades", "un momento de reflexión sobre el pasado" y "un paso adelante hacia la curación de las heridas que aún perduran en la sociedad española”, ha señalado.