Tribuna

Goles a puerta vacía en Andalucía

Rafael Escuredo, en una imagen de archivo

Rafael Escuredo, en una imagen de archivo / EFE

Los andaluces nos sentimos cada vez más andaluces. El porcentaje de paisanos que, además, ponen este sentimiento de pertenencia por encima del españolista está al alza. No es mayoritario, pero crece de manera consistente en los últimos cuatro años. Cuatro años de gobierno de un PP que lanza mensajes que nunca antes se habían escuchado desde San Telmo. El regionalismo de Juanma Moreno está cosechando adeptos, de eso no hay duda. El modelo gallego o, más recientemente, madrileño, le está dando a los populares una ventaja que antes de 2018 ni se podían imaginar. Y es fácil, porque están marcando goles a puerta vacía: no tienen rival.

El PSOE andaluz de Juan Espadas lo intenta, le pone voluntad, pero no. No se ubica, no se sitúa, no tiene materia gris para contrarrestar una estrategia tremendamente sencilla que los socialistas en casi cuatro décadas al frente de la Junta no desarrollaron. No lo hicieron porque no les hizo falta, cualquier atisbo andalucista lo fagocitaban los Chaves o Griñán del momento. Hubo un Partido Andalucista que desapareció y que después de todos esos años muerto dejó el hueco ideológico. Adelante Andalucía, por ejemplo, se centra en un nicho minúsculo, pero los populares han puesto la pica y están sacando petróleo de un ámbito en el que hasta hace una década se sentían incómodos. A esto ayuda, como se ve, un PSOE desubicado.

Hubo un Partido Andalucista que desapareció y que después de todos esos años muerto dejó el hueco ideológico

El PSOE andaluz está absolutamente perdido. Se centra en atacar al contrario y no lanza -o si los lanza no calan- mensajes en positivo. Es como si no hubiera nadie al timón y la única razón de ser del partido actualmente fuera lanzar misiles. Ni siquiera esa idea de gobierno en la oposición que lazó hace unos meses Espadas les está sirviendo. Es difícil transmitir una idea de solidez regional cuando el referente en Andalucía es, a su vez, el portavoz en el Senado.

Y esa idea de dejadez, de falta de liderazgo y de partido que no piensa en volver a gobernar se muestra en los pequeños detalles. La feroz campaña del PSOE andaluz contra el Gobierno de la Junta de Andalucía este 28F aportaba, en algunos casos, argumentos sólidos, pero no puede venderse un andalucismo fundacional cuando uno yerra en el detalle más insignificante. Los socialistas publicaron el vídeo de la campaña confundiendo el apellido de Rafael Escuredo por Escudero. El gran público no caería en la cuenta, pero tres días después de publicado tuvieron que rectificar. Errar en un símbolo fundacional del andalucismo contemporáneo no es más que otro fallo de principiantes en una oposición sin rumbo. Ante esto, asaltan una serie de preguntas sobre la comunicación del PSOE-A: ¿nadie revisó el vídeo? ¿quien lo revisó conoce la figura de Escuredo? Se hace difícil de entender que en un partido con un aparato tradicionalmente bien engrasado se cometan estos fallos. ¿Acaso se centraron tanto en el relato apocalíptico contra la Junta que se les olvidó que el demonio está en los detalles?

Y es que, cuando el rival es un equipo desarmado, sin estrategia o con más voluntad que acierto, se hace muy fácil jugar y marcar goles. No hay que ser el mejor para ganar por goleada, sólo aprovechar los errores del rival. Mientras Espadas se centre en jugar al ataque descuidando la retaguardia, Moreno lo tendrá muy fácil para seguir marcando a puerta vacía.