Opinión | EL PULSO DE ESPAÑA

Pedro Sánchez empieza su tercer libro (y desconcierta a España)

El presidente amaga con tirar la toalla, deja ‘en pause’ al país, descoloca a sus socios y enerva a Feijóo

pedro sanchez

pedro sanchez

Las razones que han llevado al presidente –de momento lo sigue siendo- Pedro Sánchez a enviar una inédita carta a la ciudadanía que ha desconcertado a España, también a la España socialista, y que está dando la vuelta al mundo, están explicadas en esa misiva. Supuestamente. Las reales, sean o no las mismas que se han hecho públicas este 24 de abril de 2024 a través de la prensa y las redes sociales, es más que probable que se conozcan con toda su letra pequeña en el próximo libro del líder del PSOE, aficionado como saben a redactar memorias (ya tiene dos tomos a la venta) pese a ser un político joven. 

Doy por hecho que la profesionalidad de los periodistas -permítanme que les aconseje especialmente a los que publican en este diario que están leyendo- servirá para ir facilitando adelantos. El propio Sánchez ha garantizado que el lunes nos dirá si se va porque no soporta más la presión sobre su esposa, Begoña Gómez, o se queda para cumplir con las responsabilidades encomendadas por un Parlamento que le eligió para la presidencia frente a otras alternativas con más votos en urnas, pero menos apoyos en escaños. O si elige un camino ‘mediopensionista’ con el que sorprendernos todavía más. Si es que eso es posible. ¿Lo es?

En este primer análisis de urgencia, les invito a ir conmigo hacia los hechos o los datos más recientes que serán fácilmente contrastables, no hacia las especulaciones o las lecturas de trinchera: en la mañana de este jueves 24 de abril se conoció, porque así lo adelantó El Confidencial, que un juzgado madrileño había abierto una investigación judicial sobre su esposa, por un hipotético tráfico de influencias, a raíz de una denuncia de ‘Manos Limpias’. Hasta ese momento era una noticia de un medio recogida y confirmada por algunos otros. Pero fue la decisión del propio Sánchez de referirse indirectamente al tema, utilizando una pregunta que le había dirigido ERC durante la sesión de control al Ejecutivo (ojo que el líder de la oposición había optado por hablar de elecciones vascas y Bildu, no de este asunto), la que provocó que absolutamente toda la prensa recogiera su reacción –“en un día como hoy, sigo creyendo en la justicia de mi país”- y, por tanto, el hecho de que había diligencias abiertas contra su mujer.

Tras esta llamativa respuesta a Gabriel Rufián, salió con mucha prisa del hemiciclo. Y del Congreso. Había prisa. Sostienen un puñado amplísimo de dirigentes y barones socialistas que nadie sabía entonces nada de lo que iba a ocurrir en cuestión de horas, más allá de la sensación de que estaba tomando demasiado vuelo, en pleno bucle electoral, el debate a cara de perro entre PSOE y PP por los casos que salpican, por distintas cuestiones, a las parejas de Sánchez y de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, y la decisión de abrir comisiones en Congreso y Senado alrededor de estos asuntos. Pero Sánchez, según él mismo, creía en la justicia… y siempre ha defendido la inocencia de su compañera. “No hay caso”, ha repetido él y los suyos hasta la saciedad.

El caso es que la carta vespertina de Sánchez anunciando que se toma un paréntesis para decidir con su familia si sigue o no sigue en el cargo nos cayó a todos sobre nuestras cabezas, dejándonos en shock. En breve comprobaremos si, además de agitar a España apuntando hacia una inestabilidad no prevista, los mercados también se revuelven. O no. El presidente nos envió una misiva diciendo que se retira unos días a pensar. Que ya nos cuenta más el lunes. España en ‘pause’. “Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política”, nos ha dicho. Esta coletilla final ha servido para que sus compañeros, sin excepción, exhibieran un cierre de filas como hace tiempo no se veía en su partido, mientras que el jefe del PP, Alberto Núñez Feijóo, le acusa de “victimizarse” y de hacer “dejación de responsabilidades” en un contexto “inédito” en España. Pero volvamos al presidente. Y a su escrito.

Apunta el líder socialista que lo que debe decidir es si “continuar al frente del Gobierno” o “renunciar” a ese honor. Bien. Sepan ustedes que por ley las Cortes Generales no pueden disolverse antes del 29 mayo (imposible hacerlo antes de que haya transcurrido un año desde la disolución previa) y, desde ese momento, tendrían que pasar otros 54 días para volver a las urnas. Si la vía que transitase fuese la de ir a otras generales, tendría poco sentido que fuera el candidato el mismo que deja la presidencia porque no soportal el “barrizal” con el que, supuestamente, se están manchando las instituciones. 

También puede tirar la toalla y dejar a otro u otra en su lugar (tras un complejísimo acuerdo a docenas de bandas, por supuesto, dado que el PSOE está en notable minoría). O puede no tirar esa toalla y provocar una moción de confianza. O afrontar con más fuerza interna y de la militancia las catalanas, las europeas y lo que le echen…. En fin. No pasa desapercibido que en su misiva dice que el ataque a su mujer, en realidad, va dirigido a él. Y el que va hacia él, según su lectura, es un ataque en toda regla a los progresistas. En su conjunto. Al conjunto. En periodo plurielectoral… 

Sánchez es el autor del ‘Manual de resistencia’. Así que puede resistir después de habernos hecho partícipes de sus dudas y haber logrado un foco nacional e internacional enorme. Brutal. Misterioso. Lleno de interrogantes sin resolver y horas de atención presente y futura. De frases para reflexionar. Para analizar del derecho y del revés. O puede que su resistencia y la de los suyos se haya roto y, utilizando sus propias palabras, haya “desfallecido” y de pronto nos diga adiós. O hasta luego. O nos escriba otra carta como la que, estoy segura, aparecerá algún día explicada al detalle en otro libro. El tercero. Les tendremos informados. No lo duden.