Semana Santa

"Con todo el dolor del corazón" el Tiro de Línea no podrá acompañar a su Cautivo

La lluvia no da tregua y deja a los nazarenos de Santa Genoveva sin poder realizar su estación de penitencia

Hermandad de Santa Genoveva.

Hermandad de Santa Genoveva. / Victoria Flores

Victoria Flores

Victoria Flores

"No vamos a realizar estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral". Santa Genoveva no sale. Las palabras del hermano mayor, Enrique González Eulate, han sido recibidas por los hermanos con comprensión y un contundente aplauso. Aunque era una noticia que el barrio del Tiro de Línea esperaba, en la Iglesia muchos hermanos lloran ante la imposibilidad de acompañar a Jesús Cautivo y a la Virgen de las Mercedes a la calle un año más. La lluvia no da tregua y el día es muy largo.

Las previsiones meteorológicas solo aseguraban a la Junta de Gobierno una hora de tregua, que no ha llegado todavía. González Eulate ha dado la noticia con la voz y las manos temblando y casi se rompe cuando ha pronunciado las últimas palabras. "Nadie más que nosotros quiere salir a la calle", ha lamentado el hermano mayor tras dirigirse a los nazarenos y ha asegurado que la decisión se ha tomado "con todo el dolor del corazón".

En la Avenida de Teatinos los nazarenos van de un lado a otro y esquivan los paraguas. En la puerta de Santa Genoveva hay público, pero las caras son serias, no ha dejado de llover en toda la mañana y no parece que vaya a cambiar. Los hermanos se reparten entre distintos espacios de la Hermandad a los alrededores del templo. El hermano mayor entra y sale de la sala de cabildo, sonríe a los hermanos e intenta transmitir calma. Los diputados nombran uno a uno a los hermanos, pero nadie reparte cirios.

En el recuerdo de todos los vecinos del Tiro está muy presente la mojada de 2022, cuándo el Cautivo llegó al centro cubierto por un capote para protegerse el agua. El paso cruzó por la carrera oficial sobre un mar de paraguas y a paso ligero para intentar que la imagen y los hermanos se mojaran lo menos posible.

"Que Dios quiera que no llueva"

Jerónimo y Antonio, que llevan 56 y 58 años saliendo respectivamente, mantienen una tertulia delante del paso de la Virgen de las Mercedes mientras desfilan autoridades y hermandades. Critican a unos, aplauden a otros y analizan la jornada. Antes del anuncio oficial, ambos recuerdan las palabras de un antiguo párroco: "Que sea lo que Dios quiera, pero que Dios quiera que no llueva". Están tranquilos aunque no tienen claro que no van a poder visitar el centro de Sevilla.

Los experimentados nazarenos giran la cabeza de vez en cuando a la calle para ver como el agua sigue y bromean con que "el Papa lo ha bordado" tras las peticiones del presidente andaluz, Juanma Moreno, por la lluvia. En casa, explican, ha habido nervios, el nieto de Antonio se recogió ayer tempranito porque no quería resfriarse y no poder vestirse este lunes. "Que seas bueno, no te vayan a llamar la atención y te quiten la papeleta", se despide Antonio antes de que Jerónimo busque su tramo.

Entre los hermanos no paran de circular rumores y quienes llevan auriculares o miran el móvil cantan lo que deciden el resto de corporaciones del día. En el balcón de la primera planta que da al interior del templo, los acólitos vigilan todo lo que pasa, pero no paran de llorar. Los niños de la Hermandad llegan con sus varitas y sus caras de circunstancias, saben perfectamente lo que pasa.

Los más pequeños van a la sacristía, porque en la parroquia no cabe un alma más, los hermanos intentan entrar para refugiarse, pero es complicado. Ángela forma parte del equipo de seguridad y controla el acceso a esta parte del templo, pero no quita la mirada del Cautivo, que espera en la otra punta del templo. "Es tan bonito", musita mientras pregunta a los hermanos de la corporación por él. Es la primera vez que trabaja en Santa Genoveva y quiere saberlo todo.

El Cautivo lleva 12 tramos de nazarenos y uno de devotos. Cientos de personas desfilan detrás del paso desde el barrio hasta el centro y vuelta, ninguno podrá este año acompañar a su Señor.