Por qué se cubre con una gasa negra al Cristo de Los Estudiantes

El Viernes Santo, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la cofradía de Los Estudiantes, presidirá el rito de adoración de la Cruz en la Capilla Universitaria a las 16.30 horas. Durante esta ceremonia, el cuerpo y el leño estarán cubiertos con una gasa negra en tres fases distintas, cada una con un simbolismo profundo.

La Bofetá, el primer acto

La Bofetá a su paso por la Plaza del Salvador

El primer acto recuerda el momento en el que Jesús fue abofeteado en el atrio del sumo sacerdote, por lo que en esta fase inicial no se descubre la Santa Faz del crucifijo. Representa el sufrimiento inicial de Cristo y la injusticia que enfrentó.

La Coronación de espinas y la burla, el segundo acto

El segundo acto evoca la coronación de espinas y las burlas de los soldados, quienes se arrodillaban ante Él en falso reconocimiento como Rey de los Judíos. En esta fase, se muestra la Santa Cabeza y la Santa Faz del Rey del universo, recordando la humillación y la glorificación de Cristo.

Despojado y crucificado, el tercer acto

El tercer acto rememora la crucifixión de Jesús y los insultos que recibió mientras estaba despojado de sus ropas. En esta fase final, el crucifijo se muestra completamente descubierto, simbolizando la revelación del misterio de la redención a través del sufrimiento y la muerte de Cristo.

Luto y solemnidad del Viernes Santo

La gasa negra que cubre la cruz durante estos actos representa el luto y la solemnidad del Viernes Santo, así como el dolor y la oscuridad que rodearon la crucifixión de Jesús. Es un recordatorio de la gravedad del sacrificio de Cristo y la seriedad con la que la Iglesia Católica conmemora este día sagrado.

Meditar sobre la Redención

Esta ceremonia, arraigada en la tradición cristiana desde el siglo IV, es una oportunidad para los fieles, y sobre todo para los cofrades, de meditar sobre el significado profundo de la Pasión de Cristo y su Buena Muerte ante el sacrificio por la redención de la humanidad.

Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: «Tengo sed». Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.

Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu. (Jn 19,25-30)