¿Para qué sirve una campaña agresiva? Lecciones de la estrategia de PP y PSOE ante el 8M

La campaña del PSOE de Juan Espadas 'Moreno Bonilla, yo no te creo' ha marcado el debate político en Andalucía

Expertos en comunicación política analizan el efecto y la función de estas estrategias en un contexto de polarización y ruido

Juan Manuel Moreno y Juan Espadas, en el pleno de Parlamento de Andalucía.

Juan Manuel Moreno y Juan Espadas, en el pleno de Parlamento de Andalucía. / El Correo

Patricia Godino

Patricia Godino

La campaña por el 8M del PSOE de Andalucía -Moreno Bonilla, yo no te creo- ha despertado posturas contrapuestas: los hay que han celebrado que, por fin, el partido que estuvo 37 años en el poder salga de la irrelevancia aunque sea con esta polémica receta y los hay que califican de enorme error poner en el centro al presidente del Gobierno y no las reivindicaciones del movimiento feminista.

El ruido ha provocado que este año ni siquiera haya podido salir adelante la declaración que impulsaban los partidos desde 2019 al margen de Vox, formación negacionista de todo lo que huela a igualdad que condiciona este tipo de pronunciamientos institucionales en la Cámara.

Y el ruido, al fin, ha dejado sobre la mesa un puñado de preguntas: 

¿Para qué sirve una campaña agresiva?, ¿le llega a la ciudadanía o es de consumo interno para el toma y daca parlamentario?, ¿a quién se dirige: a los convencidos o al adversario político?, ¿tiene algo que ver esto con la agenda de igualdad?, ¿se puede manosear un lema? 

Enfrente, a las pocas horas de hacerse público el mensaje del socialismo andaluz para el Día de la Mujer, el PP nacional colocó en redes su particular interpretación de los horarios de cierre de la restauración propuestos por Yolanda Díaz pasado por el filtro del caso Koldo. Un cóctel fétido que sigue colgado en la cuenta oficial del partido de Alberto Núñez Feijóo y que acumula ya 10 millones de Me Gusta.

Días atrás, en su perfil oficial, el PP andaluz publicó un tuit con el mensaje “Con el PSOE gobernando Andalucía el dinero de todos los andaluces acabó en cocaína” bajo una imagen de Pedro Sánchez, Juan Espadas y el celebérrimo chófer de la coca de la trama ERE. 

En la sesión de control del pleno del Parlamento andaluz, Moreno le recomendó a Espadas que “no se deje llevar por la desesperación de un partido que navega sin rumbo, que la desesperación no le lleve a hacer el ridículo”.

Fuera de la tribuna, el socialista se acercó al escaño del presidente y -como se ve en la imagen- le mostró el tuit (ahora la equis) de la coca que, podría decise, es un homenaje a todos aquellos profesores de Lengua y Literatura que explicaron tantas veces qué es una sinécdoque. 

El mensaje sigue publicado a esta hora en la cuenta del PP andaluz. 

Juan Espadas y Juan Manuel Moreno Bonilla durante el pleno del Parlamento de Andalucía.

Juan Espadas y Juan Manuel Moreno Bonilla durante el pleno del Parlamento de Andalucía. / El Correo

¿Quién gana aquí?

Para la politóloga Verónica Fumanal, “vivimos un momento en que la comunicación política compite con todas las demás; no es que la comunicación del PSOE compita con la del PP sino con todos los impactos que el lector, el espectador, el usuario de redes recibe a diario, que son infinitos”. 

Razón que explica, a su juicio, que “las campañas sean cada vez más agresivas, más extravagantes, más llamativas, más polémicas”. ¿Y eso cómo se consigue? “Con elementos que llamen la atención”, porque si no, resume la politóloga, “a nadie le importa y lo que peor que le puede pasar a una campaña no es que tenga que ser retirada, sino que pase inadvertida”.

Para Fumanal, “no nos tiene que extrañar que haya campañas así”.

Incluso, en opinión de la experta, con esloganes asentados en el imaginario. “Los esloganes que se hacen en comunicación ni son credos ni son sagrados, ni son inamovibles, ni son estancos, son palabras que sirven para un propósito”. 

El Yo sí te creo, que despertó las conciencias después de la primera sentencia de La Manada que puso en evidencia que no se creía la palabra de la víctima, “sirvió en un momento determinado pero de ahí a sacralizar el lema va un trecho”, sobre todo, explica Fumanal, porque “está todo inventado, por lo tanto se tiene que sacar punta a lo que ya hay: ¿quién nos iba a decir que en pleno 2024 íbamos a recurrir a Lola Flores o a Camarón para vender cervezas? Eso desacralizar dos mitos y resignificarlos”. 

"El PSOE buscaba generar polémica y salir de la irrelevancia", resume Fumanal y "ha hecho ruido este 8M", algo que no siempre pasa. “Yo estoy viendo campañas estos días que te entran ganas de decir para esto ahórrate el dinero porque no tienen capacidad de transgresión ni un mensaje que sitúe la agenda feminista en el centro”, resume.

Las campañas no son si me gusta o no me gusta, sino si consiguen su objetivo, si funcionan o no y el PSOE ha salido de la irrelevancia.

Verónica Fumanal

— Politóloga

Pero y ¿si este Yo no te creo se hubiera lanzado contra Pedro Sánchez por parte del PP el análisis sería el mismo? 

“¿Hubiera conseguido su objetivo? Las campañas no son si me gusta o no me gusta, sino si consigue su objetivo. Si funcionan o no. Una de las cosas que valoro de Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez es que consiguen marcar la agenda pública y resignificar polémicas desde el punto de vista de la comunicación. El Me gusta la fruta es un eslogan resignificado con el que se hacen camisetas ahora. Como ciudadana puedo tener una opinión concreta, pero desde el punto de vista técnico es impecable”.  

“Desde el sector no podemos mirar para otro lado con la polarización que hay en este país, sino analizarlo de frente”, opina una de las voces con más recorrido mediáitico de su ámbito.

Son campañas donde no sale ganando nadie

Pedro Marfil

— Doctor en Comunicación Política y miembro de ACOP

Frente a esta postura, está la visión de Pedro Marfil, doctor en comunicación política y miembro de la asociación que reúne a los profesionales del sector (ACOP), con una mirada más a largo plazo sobre los resultados. “Son campañas donde no sale ganando nadie”. 

“El 8M es un día donde se aparcan diferencias y son días donde intentar hacer ruido lo consiguen con este tipo de campañas pero la ciudadanía percibe esa división en temas que son estructurales de la sociedad”, opina el politólogo malagueño.

Hay otro argumento más: no desperdiciar el aval político y social en pos del ruido. "El PSOE tiene narrativas suficientes y trayectoria de logros en esta materia como para no tener que recurrir a esto para señalar los debes del Gobierno andaluz en materia de igualdad”, defiende.

Esta campaña, a juicio de Marfil, “se podría entender más en un sprint final de campaña electoral que en un momento de calma chicha, donde no hay elecciones hasta las europeas, sobre todo porque nadie aguanta un sprint durante meses con el diapasón en alto”. 

Son estrategias efectistas que no efectivas”, una forma de interpretar en la ciencia política el refrán de toda la vida: pan para hoy y hambre para mañana. “Generan mucha conversación de manera muy rápida, pero la caída es igual de veloz”, explica.

Como experto, “no la recomendaría en tanto en estos momentos hay que demostrar otra altura y capacidad de liderazgo y al final la gente desconecta y se cansa. En comunicación tienes que demostrar que el otro es peor que tú pero también que tú no eres como el otro”.  

Por eso Marfil critica dónde ha colocado el diapasón el PP andaluz en su estrategia en redes: “Son tuits propios de otras latitudes, en Andalucía estamos acostumbrados a un PP más comedido, más maduro y aquí vemos una campaña que, hablando mal y pronto, pone el ventilador de mierda para ir salpicando a todo el que caiga”. 

Es una campaña, opina el politólogo malagueño, que “responde más al PP de Ayuso o de Nuevas Generaciones que a un partido que gobierna y no sólo que gobierna sino que lo hace con mayoría absoluta. El PP andaluz no tiene necesidad de esto porque no le toca embarrarse hasta dentro de mucho tiempo”.  

Hay barro, mucho barro. Y no porque, por fin, llueva.