Sucesos

El SOS de María del Monte: «Ayudadnos a recobrar nuestra vida»

Tras anunciar que no dará más declaraciones sobre el caso, la cantante pide a la prensa respeto y comprensión para poder volver a la normalidad lo antes posible

La cantante María del Monte a su salida de los juzgados de Sevilla

La cantante María del Monte a su salida de los juzgados de Sevilla / EFE / Raúl Caro

«¿Aquí qué pasa?». Esa fue la pregunta más repetida, la mañana de este viernes, por toda aquella persona que pasaba por los juzgados de Sevilla sin saber que María del Monte estaba declarando en su interior por el robo del que fueron víctimas la cantante y su mujer, la periodista Inmaculada Casal, en su vivienda de Gines el pasado mes de agosto.

La pregunta de los viandantes se acentuaba por la cantidad inusual de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas que se agolpaban a las puertas del edificio esperando una declaración de la artista, en un caso que ha vivido una explosión mediática desde el momento en el que se conoció la detención del sobrino de la cantante, Antonio Tejado, como supuesto «autor intelectual» del robo junto a cinco personas más, todos ellos ahora en prisión.

La sorpresa no sólo se la llevaban los visitantes puntuales de los jugados, sino los propios funcionarios, que no esperaban tanta expectación. Durante las seis horas que duraron las declaraciones de María del Monte y su entorno, los medios hacían guardia apostados, primero en la entrada y horas después en la salida.

Más de seis horas duraron las declaraciones de María del Monte y su entorno ante el juez

A diferencias de otras coberturas judiciales mediáticas, en este caso entraba en juego la prensa del corazón, dándose cita en el edificio del Prado de San Sebastián profesionales dedicados a la crónica social. Es obvio que este suceso no es un robo cualquiera, sino que está implicada una folclórica de las de siempre y esa situación despierta un gran interés (y audiencia).

Por eso no era raro ver a gente anónima haciéndose fotos con algún que otro reportero del corazón habitual en las tertulias, «me gustas mucho cuando te veo por la tele», comentaban, también se agregaron señoras esperando a la par que los periodistas para ver a a la cantante, así como los habitual del juzgado, aprovechando el corrillo de cámaras para tener sus 5 minutos de gloria.

Además, se han vivido momentos surrealistas, como el grupos de turistas extranjeros que no entendía lo que estaba pasando y el porqué de tanta expectación, pero al saber lo que ocurría, desviaban su camino con dirección a la Plaza de España y se quedaban a ver el entretenimiento. Turismo de juzgados, podría llamarse.

Una jornada de trabajo diferente

Entre toda la jungla de cámaras, las bromas de los funcionarios de justicia eran habituales al salir del edificio. Algunos se tapaban para no ser vistos, muchos se reían o, simplemente, saludaban a las cámaras.

Mientras esa algarabía mediática se suscitaba en los bajos del edificio, en la tercera planta, María del Monte declaraba ante el juez y salía, como algunos testigos comentaron, muy afectada tras revivir todo lo ocurrido aquella fatídica madrugada de agosto. Inmaculada Casal parecía más entera, aunque con gesto serio, tras declarar. Una vez fuera de la sala, recorrió el pasillo donde desde los juzgados permitieron a María del Monte estar mientras se llevaban a cabo el resto de las declaraciones, evitando así esperar en los pasillos.

"Sí quiero pediros una cosa, y es ayuda, que nos ayudéis a recobrar nuestra vida, y eso pasa por salir de casa con normalidad"

María del Monte

Al salir, un clásico: empujones y gritos para conseguir la mejor imagen. La cantante organizó a los medios para decir lo que un periodista nunca quiere escuchar: «No vamos a hacer más declaraciones». Acompañadas de su abogado, que tampoco quiso pronunciarse por respeto a la instrucción, la artista dio los que dice que serán sus últimos comentarios acerca del caso.

Minutos después pidió respeto y ayuda para recuperar la normalidad, que en la traducción significa que no quiere a más periodistas en la puerta de su casa. «Sí quiero pediros una cosa, y es ayuda, que nos ayudéis a recobrar nuestra vida, y eso pasa por salir de casa con normalidad. Sabéis el cariño que os tenemos y el respeto, y confiamos en que eso va a seguir siendo así».

Parece ser que la cantante asume la expectación generada por el caso, haciendo incluso un guiño a su esposa periodista en relación a la profesión, pero esa comprensión tiene un límite. «Entendemos vuestro trabajo, no me queda más remedio que hacerlo (mirando a su mujer), y os pedimos que nos entendáis».

Tras no responder a ninguna pregunta, la artista enfiló el camino hacia su vehículo, no sin antes ser perseguida algunas cámaras, que aun habiendo escuchado su declaración anterior, no cesaron en la oportunidad de rascar alguna que otra frase más a la folclórica.