Patrimonio

Más que limpieza: La Giralda recupera su aspecto original del siglo XVI

La Archidiócesis culmina la intervención exterior de la torre y baraja el cierre de su interior entre 2025 y 2027 para su restauración

Victoria Flores

Victoria Flores

La Giralda ha perdido sus brackets y brilla como nunca. La Archidiócesis de Sevilla ha terminado la intervención exterior de la emblemática torre sevillana que hoy luce lo más parecida al momento de su construcción en el siglo XVI.

No, la reforma de la Giralda no ha sido una limpieza como muchos parecen creer, las obras le han devuelto su forma almohade. El Cabildo de la Catedral ha presentado este jueves la reforma completa del exterior de la torre y su delegado de Administración y Patrimonio, Francisco Román, ha señalado que es una "satisfacción" y que "merece la pena todo cuanto se ha hecho".

El mayor emblema de Sevilla aparece hoy, ya sin andamios, como hacía siglos que no se veía, con formas y tonos que se habían perdido debido al paso de los años y que mostraban un monumento distinto al original y mucho más sencillo en lo ornamental.

Si durante la primera intervención de la cara oeste, en 2017, se conoció que la Giralda un día fue roja, con el fin de las obras los responsables han descubierto que también tuvo tonos dorados en la época de la contrarreforma. Además, han salido a la luz numerosas formas geométricas y vegetales que habían sido ocultadas, debido a la falta de medios como los que tenemos hoy en día, durante las numerosas reformas a las que ha sido sometida.

La Giralda no se podía ocultar a los sevillanos

Francisco Román

— Delegado de Administración y Patrimonio del Excmo. Cabildo Metropolitano

El arquitecto Eduardo Martínez ha reconocido este que está ha sido una obra "única", que ha costado unos tres millones de euros. En 2015 se inició el proceso de investigación y documentación para devolver a la Giralda su esplendor original. A diferencia de la restauración de otras torres que cubrieron por completo, como puede ser el Big Ben, las obras en el campanario de la Catedral han ido poco a poco ya que "la Giralda no se podía ocultar a los sevillanos". Primero se intervino la ya mencionada cara oeste, después la sur (2018), la este (2019) y la norte (2023), cuyas obras se retrasaron por la pandemia.

La reforma, que parece sencilla, revela figuras que se habían perdido por completo con la erosión de los años. Los restauradores han sido capaces de recuperar formas que no se veían desde el siglo XVIII y recrear estructuras que eran completamente inidentificables. Los elementos de piedra que estaban más dañados han sido retirados de la estructura y se han guardado y siglado "a buen recaudo", según el propio arquitecto.

Aunque la Giralda es una torre "fortísima" y no ha habido peligros en ningún momento, también se ha tenido que reformar su estructura. Entre los trabajos más importantes ha estado la renovación de los funchos, anillos de hierro, que se colocaron para subsanar los daños que le causó el terremoto de Lisboa, en 1755. Estas sujeciones ya no estaban funcionando por el paso del tiempo y hasta esta última cara no se ha podido culminar su actualización.

Restauración de la Giralda

Catedral de Sevilla

Pese a todos los análisis que se han realizado antes y durante la intervención, la Giralda todavía esconde muchos secretos. Ahora los expertos estudian toda la información recaudada y cruzarán los datos para poder conocer más acerca de la torre, como cómo fue su construcción. Aun así, Martínez ha asegurado que están "completamente seguros de que es el edificio almohade mejor conocido del mundo".

Ahora la Giralda se prepara para una intervención interior y, aunque no hay fecha fija porque depende de varias administraciones, la Archidiócesis baraja 2025 y 2027 como los momentos idóneos para llevarla a cabo "lo antes posible". Esta nueva restauración "preocupa" a la Iglesia, ya que se baraja tener que cerrar la torre en algunos momentos para poder realizar las obras de sus rampas. Román reconoce que en el Cabildo son "muy conscientes de lo que supondría cerrar", ya que los fondos para las obras provienen principalmente de lo recaudado en las visitas.

Tras esta restauración, el monumento más representativo de la ciudad de Sevilla queda, como dice la placa de su base, "consagrado a la eternidad".